China es el único país donde se elabora té desde hace 2 mil años. En otros países comenzó a producirse mucho más tarde: en Japón, en el siglo IX, y en India y Ceilán, generalmente en el siglo XIX.
Té verde
El té verde es el té más querido en China y se produce en todas las provincias chinas. Tiene un sabor y aroma fresco herbáceo-floral. Y la tecnología de producción es sencilla: la hoja se recoge, se fríe y se seca.
Té amarillo
El amarillo es la variedad de té más rara. Anteriormente, se entregaba únicamente a la corte del emperador. Este té se elabora a partir de hojas y de la materia prima más valiosa: los cogollos de té. Se fríen, se secan y se cuecen a fuego lento, envueltos en tela o papel, mientras están calientes. Como resultado, las hojas y los cogollos se vuelven amarillos por dentro y la infusión adquiere un color amarillo puro. El resultado es un té con un aroma espeso, notas ahumadas y un sabor dulzón.
Te blanco
Está elaborado a partir de cogollos y hojas más jóvenes cubiertas de vellosidades. Se procesan mínimamente: simplemente reposan durante 2-3 días, a veces solo se fríen un poco. Por eso el té blanco es lo más parecido a la frescura de una hoja de té. Y de todos los tés, tiene la infusión más ligera, por eso se le llama blanco.